Crisis-existencial

No sé qué hacer con mi vida

¿Cuántas veces te has despertado con una sensación extraña en tu cuerpo y has pensado: “no sé qué hacer con mi vida, necesito un cambio”? Es normal que este tipo de pensamientos invadan nuestra mente en algunos momentos de nuestras vidas.

Puede ser que estés en la etapa de “cambio de vida a los 30” o simplemente te despertaste un día y te sientes perdido, o quizás estés pasando por un duro momento en tu existencia y es hora de tener un mejor desarrollo personal.

De cualquier forma, no estás solo, todos hemos pasado por estos momentos en donde queremos cambiar de vida y no sabemos por dónde empezar. 

Sentirse perdida o perdido hoy en día es más normal de lo que parece. No te juzgues, te invitamos a leer este artículo para que reflexiones sobre tu vida y a su vez, pongas en práctica algunos consejos que te ayudarán a salir de esa etapa.

¿Qué hacer con mi vida?

Seguramente te has cuestionado de esta manera muchas veces. Es una pregunta que casi siempre ronda nuestra mente, pero que por diversas razones no le prestamos atención.

Por un lado, las personas piensan que tener una crisis existencial es sinónimo de debilidad y de sentirse perdido. Por lo general, la sociedad ve con malos ojos que una persona a los 40, por ejemplo, se levante ante todos y exprese “no sé qué hacer”.

Como si existiera un patrón que indique que a los 40 uno debe saber todo y estar preparado para todo. Nada más alejado de la realidad, la verdad es que debemos quitarle el aspecto negativo a las crisis existenciales y normalizar este tipo de etapas en nuestras vidas.

Nadie es perfecto y nadie tiene la vida resuelta, independientemente de los títulos, propiedades o los logros que pueda tener. La realización personal es inherente a cada persona y a diferentes realidades.

Aquello de “la vida ideal no es el patrón que vemos en las películas y en las series de televisión. Puede que la vida ideal y la felicidad para una persona sea viajar por el mundo como mochilero, trabajar como mesero o simplemente vivir en la mejor zona de la ciudad.

Cada quién vive una vida de acuerdo a sus propios intereses y propósitos, por esa razón, debemos derribar paradigmas en cuanto a los cuestionamientos tipo “qué hago con mi vida”, “mi vida es una mierda” o “qué es lo que quiero”.

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Intereses y propósitos

Hacerse este tipo de cuestionamientos es normal y necesario, independientemente de la edad que tengas, porque nos ayudan a redefinir y a tomar decisiones, cambiar puntos de vista y a reinterpretar el estilo de vida que estamos viviendo.

Por otro lado, también hay que dejar de un lado las opiniones de los demás. Muchas veces, son esos comentarios de terceros, amigos, familiares, vecinos, los que nos hacen pensar “estoy perdido en mi vida”.

Las personas siempre van a tener una opinión y un comentario sobre ti, así que no repares en qué decir cuando no sabes qué responder. Si estás perdido en la vida, es tu problema no el de ellos. 

Prestar atención a lo que los demás opinen o tomarse todo personal, es más dañino que admitir “no sé lo que quiero”. Aceptar y reconocer “no le encuentro sentido a mi vida” es de valientes y refleja el grado de complejidad y autoconocimiento que tienes de ti mismo. 

De manera que, si estás en esa etapa de la vida en donde desconoces qué hacer cuando no sabes qué hacer, no te preocupes, no hay una fórmula secreta que te ayude a descubrir qué hacer cuando no sabes qué hacer con tu vida

Lo importante es saber la razón por la que estás pasando esa etapa de “no sé lo que quiero en mi vida” y dejar de juzgarte por eso.  Por último, saber que, si te haces la pregunta «qué hago con mi vida» por culpa de las opiniones de los demás y no por un momento personal de cambio, estás en el camino incorrecto. 

Basar tus crisis existenciales en los comentarios de las personas de tu entorno, te traerá más oscuridad. Cada crisis es personal y debe tener su causa en un momento de autorreflexión. 

No me gusta mi vida, ¿qué hago?

¿Qué hacer con mi vida a los 30? Anteriormente, ese rechazo ante el propio estilo de vida se debía a una crisis de los 30. Esta edad representaba un “antes y después” y, por lo general, las personas esperaban hasta esta etapa para hacerse este tipo de cuestionamientos.

Sin embargo, cuando no sabes qué hacer con tu vida a los 40, 50, 60 o incluso, a los 20, el panorama cambia. Son edades y etapas totalmente diferentes, pero, de igual forma, dan lugar para sufrir crisis existenciales.

En ese sentido, cualquier edad y etapa de tu vida es vulnerable a un momento de autorreflexión y crisis. La falta de impulso o decisión para hacer una cosa puede darse a los 30, 40 o 50, e incluso, puede ser que tengas 20 y hoy te levantaste con el pensamiento “estoy harta de mi vida”, y también es completamente normal. Lo verdaderamente importante ante cuestionamientos de tal magnitud es encontrar una solución que nos ayude a ganar en algo que se daba por perdido, a levantarnos un día y afirmar “estoy en un punto de mi vida donde me siento pleno”, a simplemente sentirnos bien con nosotros mismos.

¿Cuál es esta solución? Encontrar tu propósito. Tener un propósito de vida no solamente te ayudará a encontrar tu camino, sino que también, te permitirá reconocer a las personas maravillosas que llegan a tu vida. Vivimos para servir, y gran parte de ese propósito en la vida lo puedes encontrar ayudando a otras personas que, a su vez, te ayudaron a ti a encontrar tu rumbo. 

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Tener un propósito, un camino

Hace falta toda una vida para aprender a vivir y aceptar esto, sin embargo, muchas personas pasan sus días sumergidos en las redes sociales sin darse cuenta en lo que tienen alrededor. 

Estas herramientas no son negativas, al contrario, representan una oportunidad de comunicación increíble, pero la mayoría no le da el uso correcto e incluso, las personas que normalizan sus crisis y las publican en sus plataformas, a menudo son criticados y son objeto de burlas, empeorando su estado de ánimo y llevándolos incluso a un estado crítico de depresión y aislamiento.

Entonces, más allá de que hagas pública tu crisis, lo fundamental es tener siempre un propósito de vida para poder superarla. 

¿Cómo encontrar un propósito de vida?

Todos tenemos un propósito de vida. Asumimos que encontrar un propósito nos ayudará a ser felices y vivir una vida donde expresamos a los cuatro vientosmi rumbo es fijo y exitoso gracias a mi propósito”

La cuestión es que no es tan fácil como parece, hay personas que están sumidas en “no puedo con mi vida”, “no me gusta mi vida” o “soy infeliz en mi vida” y se sienten mal y culpables por esto.

No hay que olvidarse que la vida es eso mismo, las crisis, los descubrimientos, los intentos fallidos, la autorreflexión y cuestionamiento constante, no hay un molde a seguir, todo se trata de probar y de seguir luchando hasta encontrar la plenitud.

Esto mismo se aplica al propósito de vida. El propósito no se encuentra, se construye constantemente a lo largo de nuestras existencias. Ten en cuenta esto cuando no sabes qué hacer para encontrar tu camino, porque de lo contrario, pasarán los días, pasarán los años, pasará la vida y nunca vas a poder construir tu verdadero propósito. 

Si hoy te levantaste con la convicción de que “necesito un cambio en mi vida”, empieza por trabajar para construir tu propósito. Si no sabes lo que quieres y te encuentras en esa tarea de “buscando mi pasado”, concéntrate en el presente y construye poco a poco tu propósito.

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construye tu propósito

El propósito no es algo que te impone la sociedad o tu familia, es algo que construyes tú mismo. Tampoco es tener una actitud pasiva y vivir diciendo “me gusta ver la vida pasar” mientras ves a los demás disfrutar de su futuro y tú no haces nada. 

Para construir tu propósito debes desligarte de todos los paradigmas del pasado. Pasa que, ignoramos que gran parte de las crisis existenciales se producen en ese momento crucial en donde decidimos qué estudiar o incluso, si en realidad queremos estudiar.

Por ejemplo, luego de graduarnos de la secundaria, muchos nos sentimos perdidos. Algunos nos hacíamos cuestionamientos del tipo “no sé qué estudiar, no me gusta nada”, “qué estudiar cuando no te gusta nada”, otros “cómo estudiar algo que odias” y otros tantos “no sé a qué dedicarme” o “me siento incapaz de estudiar”.

¿El resultado? La mayoría optó por estudiar algo que no le agradaba y aquellos valientes que admitieron no sentir deseos de estudiar, fueron criticados y señalados hasta el cansancio.

El propósito de vida nada tiene que ver con la carrera que hayas o no estudiado sino más bien, con descubrir qué es lo que no te gusta. Algunos expertos llaman a este proceso, “la autointeligencia del descarte”.

La autointeligencia del descarte afirma que la mejor forma de construir un propósito de vida es, en principio, descubriendo lo que no quieres hacer para luego hallar lo que deseas hacer.

Por ejemplo, hoy te despertaste y tus pensamientos son “no quiero saber nada de nadie”,no soy feliz con mi vida”, “no sé qué hacer con mi vida profesional”, “no puedo más con mi vida” o “estoy en un momento de mi vida de oscuridad e incertidumbre”. 

Lo primero que debes hacer es detenerte por un momento y decirte a ti mismo “dime dónde estoy” y a partir de ahí comenzar tu proceso de descarte para encontrar lo que te gusta.

Por supuesto, es un proceso difícil, no es algo que encontrarás en el momento, al contrario, es paulatino, pero una vez hayas encontrado el camino, no habrá nada que te detenga para encontrar tu verdadero propósito.

Este solamente es el primer gran paso para encontrar tu propósito y salir de la zona “estoy solo en la vida”, lo que viene a continuación, son una serie de estrategias simples, pero útiles para construir tu propósito de vida y encontrar el sentido que buscas:

  • No prestes atención a opiniones externas.

Debes evitar complacer a todo el mundo, enfócate en ti y en nadie más. Si te encuentras en el limbo de “me siento perdida” o “me siento perdido”, lo peor que puedes hacer es prestar atención a los demás y a las opiniones que tienen de ti.

Ante cualquier intromisión de algún ser querido, vecino o familiar, ten siempre presente “mi vida es mi vida”, agradece y responde con educación y omite lo que comenten sobre ti.

Muchas personas se toman muy en serio el derecho de opinar sobre los demás sin medir las consecuencias de cómo pueden afectar a otros con sus comentarios y opiniones. Disfrazan le negatividad con “libertad de expresión” y desde ahí solo señalan como jueces.

Construir tu propósito depende de ti, y seguramente te encontrarás en el camino con personas que, en lugar de apoyarte, te digan “lo siento mucho, la vida es así, es oscura y negativa” y además opinen sobre el proceso que estás viviendo.

Si ese proceso te llevó a dejar tu empleo, entonces opinarán que eres un bueno para nada, si te obligó a cambiar de carrera o a mudarte una vez más, te tildarán de inconstante y desequilibrado.

Ante cualquier comentario de este tipo, agradece, deséchalo y sigue, puede que el camino sea difícil, pero siempre habrá una luz al final.

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Comentario negativo, agradece, deséchalo y sigue
  • Cuenta con un sistema de apoyo.

Tener a tu lado personas que te digan todos los días “casi nunca te lo digo, pero tú eres el motivo de mi existencia”, “no te cambio por nada, ni me lo planteo” o “eres lo más importante de mi vida”, es vital en este proceso de construir un propósito en tu vida.

Si estas personas te recuerdan que “si tú te lo crees, yo también me lo creo” o “lo mejor de mi vida es estar en la tuya” eres parte del propósito de ellas y a su vez, te facilitan el proceso de encontrar el tuyo. 

Por eso es importante construir un propósito rodeado de personas que sean importantes para ti y que tú también lo seas para ellas. Es la única manera de hacer el camino menos doloroso y solitario.

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Construye un propósito rodeado de personas que te importen
  • Deja de compararte con los demás.

Es normal que durante este proceso te hagas esta pregunta constantemente: ¿cuándo mi vida va a comenzar? La respuesta, es más sencilla de lo que crees, es simplemente ¡cuando dejes de compararte con los demás!

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Deja de compararte con los demás

La clave para descubrir “cómo saber lo que quiero” es comprender que nadie tiene el futuro resuelto y que el proceso de ellos es distinto al nuestro. El propósito de Juan, María o Victoria no es el mismo de Carlota, Santiago o el tuyo. 

Deja de pensar que los demás tienen una vida exitosa y que tú estás en desventaja. Cada uno de ellos tuvo y tiene su propio propósito y trabajó para construirlo, enfócate en construir el tuyo y en vivir tu vida.

  • Mantén una actitud optimista.

Tener una buena actitud es pensar si no me va bien, tampoco me va mal”, es sencillamente buscar el equilibrio de las situaciones y alejarse de pensamientos como “no quiero vivir más en este mundo”, que no traen más que oscuridad y aislamiento. 

Ser optimista es concentrarte en tus logros, por más pequeños que parezcan y celebrarlos para seguir motivándote a avanzar, pero también es aprender de los errores y dejar de castigarte por ellos.

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Aprende de los errores

Por ejemplo, una persona que a sus 50 años construya su verdadero propósito de vida no tiene razones para cuestionarse o castigarse por no haber vivido este proceso antes. Quizás a los 20 o a los 30 todavía no estaba lista para procesarlo y no es sino a los 50 años que despertó de su letargo.

Lo importante es que, independientemente de la edad, esa persona encontró su propósito y eso, justamente es ser optimistas, de celebrar ante cualquier circunstancia. 

  • Sigue tu intuición.

La intuición es ese gusanillo de la curiosidad que un día decide despertar y motivarnos a probar cosas nuevas, es salir de la zona de confort y atreverse a correr riesgos que antes no te atrevías.

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atrévete a correr riesgos

Es probable que, durante ese descubrimiento también comiences a construir un nuevo propósito de vida que quizás antes nunca te habías planteado. La intuición y la curiosidad son importantes porque son el motor del propósito.

Ante un cuestionamiento como “no sé qué hacer con mi vida” lo mejor es no juzgarnos y trabajar en la razón por la que nos sentimos perdidos. Lo que viene luego, es trabajar en construir un propósito de vida que nos ayude a despertar y a trabajar por nuevos objetivos que nos mantengan vivos y plenos. 

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